A la persona que creció demasiado rápido…
Para ti, la infancia fue un lujo que no pudiste disfrutar.
Había tantas expectativas, múltiples responsabilidades, y eso te robó la oportunidad de simplemente ser el niño que eras.
No había espacio para errores. No había tiempo para fallar. Siempre esperaban que supieras y lo hicieras mejor. No había tiempo para hacer “cosas de niños”.
De camino al mercado, veías a tus compañeros jugar con arena.
De camino a la tienda de papá, veías a tus amigos corriendo por la calle.
Mamá tenía que ir al trabajo temprano, así que te confiaron el sagrado deber de asegurarte de que la casa estuviera en orden y tus hermanos en buen estado de salud.
Si algo salía mal, te culpaban a ti.
Si el televisor se dañaba, era culpa tuya.
Si tu hermano se lastimaba, entonces fuiste descuidado.
Si la sala estaba desordenada, entonces eras flojo.
Todos lo llamaban formación y sí, te hizo más responsable, maduro e independiente que la mayoría de tus compañeros.
¿Pero saben ellos que esa formación te costó algo más?
¿Sabes tú que esa formación te costó algo?
¿No? Te lo diré…
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…Porque creciste siendo culpado por el 90% de las cosas que salían mal, ahora tienes una programación mental que dice que todo lo malo que pasa es tu culpa.
Tienes un problema en el trabajo, te culpas a ti mismo.
Tienes un conflicto con un amigo, te culpas a ti mismo.
Incluso cuando no hay a quién culpar, encuentras una manera de culparte.
Pero nunca debiste haber cargado con todas las responsabilidades que cargaste a una edad tan joven.
Se suponía que debías estar cubierto, sostenido y seguro.
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…Porque tuviste que ser el “bebé adulto”, aprendiste un tipo de fuerza rota.
Tenías miedo pero aprendiste a ocultarlo.
Estabas confundido pero aprendiste a no preguntar porque entonces te dirían “¿cómo es que no sabes?” — aunque nunca te lo hubieran enseñado.
Ahora no puedes ser vulnerable ni para salvarte. No puedes pedir ayuda porque aún subconscientemente crees que deberías saber qué hacer.
Tienes una programación que dice que la suavidad es debilidad y prefieres arreglar antes que ser arreglado. Prefieres ayudar antes que ser ayudado.
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…Porque fuiste parentalizado desde muy joven, tuviste que cuidar de todos los demás.
Tuviste que cocinar la comida, lavar la ropa, hacer los quehaceres, hacer tu tarea y aún así ser moralmente correcto.
Mamá regresaba y mientras abrazaba a los más pequeños y les preguntaba cómo estaban, cómo les fue en la escuela,
tú estabas en una esquina observando mientras dabas un resumen de todo lo que habías hecho como se te había indicado.
Esto te ha dado la mentalidad de que es tu responsabilidad cuidar de todos y no importa si tú eres cuidado o no.
Ahora no sabes cómo recibir el amor que das tan libremente a los demás.
Se nota en tus relaciones, tratas de arreglar al hombre incluso después de ver múltiples banderas rojas… pero en realidad es porque aún piensas que eres la “hermana mayor”.
Se nota en tu incapacidad para descansar como un hombre que ya está haciendo tanto y trabajando tan duro.
Crees que es tu “llamado masculino” asegurarte de que todos los demás estén disfrutando…
¿Pero qué hay de ti?
¿Y cómo te sientes realmente?
¿Eso no cuenta como algo?
¿No significa nada para ti que estás solo y necesitas alguien con quien hablar? ¿No importa el dolor que sientes?
¿No mereces la crianza que das a los demás? ¿El amor, cuidado y preocupación que muestras por todos?
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Mi trabajo aquí es simple:
Remover el agua que ha estado quieta por años, para que las heridas que deben ser tratadas finalmente puedan empezar a sanar.
No importa cuánto intentes esconderlo o enterrarlo.
A menos que atravieses esta sanidad, sólo herirás como has sido herido, porque las personas heridas hieren a otras.
Es lo que conoces lo que das.
Llora si tienes que hacerlo, grita si lo necesitas.
Sólo asegúrate de hacer algo productivo con esta información.
Ya no eres el niño que no tuvo la oportunidad de expresarse.
No tienes que guardártelo esta vez.
Usa el enlace abajo para decir lo que no pudiste decir entonces.
Nadie verá tu nombre, pero por fin serás escuchado
Haz clic aquí👋 para escribir anónimamente…
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¿Eres nuevo?
Si todo este “asunto de Jesús” es nuevo para ti y estás confundido sobre dónde y cómo comenzar, con gusto te lo explico:
¡Es muy simple!
El primer paso es nacer de nuevo…
Jesús es el único hijo unigénito de Dios.
Vivió, murió y resucitó para que tú y yo podamos tener el lujo de la salvación.
Para nacer de nuevo, simplemente tienes que creer esto en tu corazón y ahora hacer la confesión abajo con tu boca en voz alta. ¡Eso es todo!
¿Estás listo? :)
“Querido padre celestial, creo en Jesucristo, tu hijo. Creo que murió y resucitó por mí. Creo que está vivo hoy y confieso con mi boca que desde hoy Jesús es el Señor de mi vida. Recibo la vida eterna en mi espíritu. ¡Soy un hijo de Dios! ¡He nacido de nuevo! ¡Gloria a Dios!”
Si dijiste la oración, ¡felicitaciones!
El siguiente paso es CRECER.
Todo lo que tienes que hacer es enviarme este mensaje por correo electrónico y te guiaré en todo el proceso. ¡Es simple!
Correo electrónico: [iamgodsquill@gmail.com](mailto:iamgodsquill@gmail.com)
Mensaje de correo:
Asunto: ¡Acabo de nacer de nuevo!
Mensaje: Hola Sofie, dije la oración de salvación y acabo de nacer de nuevo. ¿Qué hago ahora?
Pd: ¡Sólo copia y pega!
Dicho eso, hasta la próxima, cuídate <3
