A la persona que creció demasiado rápido…

Para ti, la infancia fue un lujo que no pudiste disfrutar. Había tantas expectativas, múltiples responsabilidades, y eso te robó la oportunidad de simplemente ser el niño que eras. No había espacio para errores. No había tiempo para fallar. Siempre esperaban que supieras y lo hicieras mejor. No había tiempo para hacer “cosas de niños”. De camino al mercado, veías a tus compañeros jugar con arena. De camino a la tienda de papá, veías a tus amigos corriendo por la calle. Mamá tenía que ir al trabajo temprano, así que te confiaron el sagrado deber de asegurarte de que la casa estuviera en orden y tus hermanos en buen estado de salud. Si algo salía mal, te culpaban a ti. Si el televisor se dañaba, era culpa tuya. Si tu hermano se lastimaba, entonces fuiste descuidado. Si la sala estaba desordenada, entonces eras flojo. Todos lo llamaban formación y sí, te hizo más responsable, maduro e independiente que la mayoría de tus compañeros. ¿Pero saben ellos que esa formación te costó algo más? ¿S...